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Jan Ghel: ciudades para la gente

· 5 min de lectura
Sebastián Romero

Foto: Ursula Bach, Municipality of Copenhagen

"Ustedes, arquitectos, ¿por qué no se interesan realmente en las personas? Lo que ustedes hacen afecta muchísimo la vida de las personas, pero aún así, no aprenden nada sobre la gente en la facultad” le dijo su esposa, psicóloga, a un Jan Gehl joven, recién recibido de arquitecto en la Real Academia de Bellas Artes de Dinamarca. Fue esta pregunta la que, en la década de los sesenta, lo llevó a salir a la calle e intentar aprender todo lo que no había aprendido en la facultad.

Jane Jacobs en 1961. Foto: Wikipedia

En esa misma época, del otro lado del Atlántico, Jane Jacobs luchaba contra los planificadores urbanos de corte modernista, que pretendían mejorar la vida de las personas construyendo autopistas y rascacielos.

La gente y los edificios

“La arquitectura es la interacción entre la forma y la vida. Y la arquitectura es buena sólo cuando esta interacción funciona. Lo mismo ocurre con las ciudades. No se trata de edificios y calles, se trata de la interacción de la vida con el entorno físico. Esta es la dimensión de la arquitectura y la planificación que los modernistas han dejado de lado.”

Esta preocupación por la gente, cuenta Gehl, no le ha generado muchos amigos en las altas esferas de la arquitectura. Más bien suelen decirle que debería preocuparse más por la forma de las cosas. La relación de las personas con su entorno físico es algo irrelevante, le dicen.

La obsesión de los arquitectos por competir para ver quién hace el edificio con formas más extrañas — Gehl les dice “botellas de perfume” por su parecido con los envases de los perfumes, que intentan competir desde la forma para llamar la atención de las personas — sumado a la globalización, ha hecho que los arquitectos terminen haciendo arquitectura como una “cagada de pájaro” dice Gehl. Vienen desde otro lado del mundo, pasan volando y “cagan” en cualquier lado los edificios, le sacan una linda foto y se van, rápidamente, al siguiente lugar para cagar el siguiente edificio desde el aire. Sin detenerse a ver cómo los edificios que construyen afectan a la vida de las personas.

El síndrome de Brasilia. Una ciudad pensada sólo para ser vista desde el aire. Foto: Google Street View

Ciudades enteras que han sido construidas para ser vistas desde un helicóptero, porque que a la altura de los ojos de las personas son horribles y sin vida. Es lo que el da en llamar “síndrome de Brasilia”. Ciudades que se olvidaron de las personas. Perdieron de vista la dimensión humana. Espacios gigantescos, vacíos, para muy poca gente.

La investigación sistemática como herramienta para la planificación

El mensaje de Gehl es simple: investigar de manera sistemática la forma en la que las personas usan la ciudad y luego mejorar lo que necesite ser mejorado.

Hace décadas que lo único que se discuten son ideologías, pero nadie se para a ver la forma en que los edificios que construyen están afectando la vida de las personas que los usan.

En linea con lo que Jacobs decía ya a principios de la década sesenta, Gehl llama a los arquitectos a salir de sus estudios, dejar los planos y maquetas por un rato, “mirar por la ventana” y observar a la gente.

Los arquitectos, “rara vez saben algo acerca de la vida de las personas”. Por eso su insistencia en salir a la calle y observar a las personas, ya que es la mejor manera de conseguir información y entender qué cosas funcionan y cuáles no.

La información como parte vital del proceso de cambio

“El enamoramiento de las personas con sus autos ha disminuido. Las personas están empezando a pensar que probablemente existen otras cualidades en las ciudades aparte de hacer espacio para los autos.”

Esto no quiere decir que de un día para el otro podemos eliminar todos los estacionamientos del centro de la ciudad. Porque de hacerlo, dice Gehl, se armaría una “revolución”.

Primero es necesario generar un espacio público atractivo. La gente tiene que ver que moverse utilizando su propia energía o bien usando el transporte público es igual de bueno o mejor que andar en su propio auto. “Si es atractivo usar la bicicleta, la gente anda en bici. Si el transporte publico funciona bien las personas lo usan. […] El comportamiento de las personas tiene que ver con las cosas que uno los invita a hacer. Más calles construís, más trafico vas a tener. Si el espacio público es más atractivo, más gente lo va a usar.”

Octubre de 2011. Funcionarios del nuevo gobierno danés van en bicicleta a presentarse formalmente en el palacio ante la Reina. Fuente

A esto hay que sumarle la educación e información de las personas. Gehl considera que la participación de las personas en la planificación es algo muy bueno. Pero para que la gente pueda tomar buenas decisiones, primero es necesario que cuenten con toda la información. Deben poder entender adecuadamente cuáles son sus opciones y cómo van a impactar en sus vidas. “En mi experiencia, si les mostrás una mejor alternativa, las personas entienden”, agrega el arquitecto danés.

Podés leer la entrevista completa en el siguiente link

En el siguiente video, Ghel explica en profundidad los conceptos que nombré muy por arriba.

https://www.youtube.com/watch?v=NhrR7JCaPMY