Más allá de lo nuevo: en búsqueda de los ideales en el diseño


Autoras: Hella Jongerius, Louise Schouwenberg

Proponemos una agenda idealista en el diseño, y condenamos la obsesión con lo Nuevo por lo Nuevo en sí mismo. Vemos con mucha pena como la disciplina carece de la íntima urdimbre de valores que alguna vez inspiró a los diseñadores, como así también a los productores de sus ideas.

  • Disfrutemos de los avances de la industria. Los procesos industriales tienen un potencial que va más allá de la producción de bajo volumen de diseño exclusivos, que llegan a un mercado tan reducido que hablar de “usuarios” es casi absurdo. Las industrias pueden fabricar productos de alta calidad y hacerlos accesibles a muchas personas. Deberíamos insuflar nueva vida en este ideal.

  • Es absurdo y arrogante comenzar el proceso de diseño con una hoja de papel en blanco. El conocimiento cultural e histórico se entrelazan en el ADN de cualquier producto que valga la pena. De lo contrario el diseñador solo está adoptando algo nuevo por lo nuevo en sí mismo —una carcasa vacía, que requiere de una retórica rimbombante para poder darle sentido. Es muy bueno re-examinar constantemente lo que ya existe, revolver los archivos, estudiar minuciosamente los clásicos. ¿Qué potencial sin explotar tienen todavía los materiales, colores, funciones, formas?

  • El diseño no se trata de productos. El diseño se trata de relaciones. El buen diseño puede apoyarse, casi invisiblemente, en distintos niveles de significación para comunicar a los usuarios. Deja al descubierto la falta de imaginación cuando estas oportunidades no son explotadas al máximo.

  • El valor estético es un potente recurso de comunicación. Así como también lo es la fealdad. Sin refinamiento estético y sin una cierta fricción en los límites de la estética, no puede existir un sello personal ni una relación íntima con el usuario.

  • Los diseñadores que se toman en serio a sí mismos tienen un equilibrio efectivo entre sus proyectos experimentales y visionarios y los diseños que atraen el interés y valen la pena producir para los fabricantes.

  • Los productos de uso diario son utilizados, vistos, tocados. Las cualidades táctiles y expresivas de los materiales son un importante medio de comunicación, y requiere una participación activa en el proceso de diseño, una intensa exploración de las texturas que apelan a la dimensión humana.

  • A través de su lenguaje y el empleo de las técnicas, el buen diseño expresa el espíritu de su época como así también un profundo conocimiento del pasado.

  • Diseño ≠ Arte. Las buenas ideas en diseño, requieren de un posterior desarrollo luego de ser presentadas en un museo como una expresión experimental y llamativa. Solo de ésta manera le pueden añadir sentido al mundo de los objetos de uso diario y así llegar a un público más amplio.

  • Conocé cuáles son las empresas que comparten tus valores estéticos y morales. Conocé a las otras también.

  • Al abordar la “vida después de la muerte” de cada producto, los diseñadores contribuyen al cambio de mentalidad tanto de los productores como de los usuarios. Una mirada holística requiere que los diseñadores no sólo se enfoquen exclusivamente en la funcionalidad y la capacidad expresiva del diseño, sino también en la investigación sobre cómo el mantenimiento y la reparación se van a integrar al producto final. Los diseñadores deberían ser conscientes de la economía circular en la que están envueltos.

  • Muchos estudiantes de diseño cuestionan el rol del diseño en el mundo actual con el objetivo de resolver con su trabajo problemas sociales más grandes, empoderar a los usuarios con estrategias sorprendentes, y generar un debate sobre las implicancias de los nuevos medios y soportes de comunicación. Mientras tanto, los profesionales, siguen haciendo las cosas como de costumbre, dando a luz diseños egocéntricos, uno tras otro. ¿Será que las generaciones futuras son más ingenuas, o es que están más en sintonía con lo que pasa en el mundo que los rodea? En cualquier de los casos: la brecha entre los ideales superiores y la industria es muy grande.

  • Términos como “autenticidad” y “sustentabilidad” son palabrerío hueco cuando la agenda oculta es, como de costumbre, la rentabilidad económica.

  • Un concepto inicial no vale mucho. Un concepto final, tampoco vale mucho.Una idea debe ser minuciosamente testeada en el mundo real antes de que pueda convertirse en un producto viable.Los diseñadores jóvenes tienen que dedicarle muchas horas. Los diseñadores experimentados y las compañías, de vez en cuando, necesitan “matar” sus productos mimados.

  • Sin juego no puede haber diseño que inspire y estimule a los usuarios. Sin desatino y sin diversión no puede haber imaginación.

  • Una industria que que está dispuesta a aceptar nuevos desafíos y experimentar tiene la capacidad de aprovechar al máximo el potencial de las nuevas tecnologías, incluyendo los medios digitales.

  • El buen diseño implica investigación. Buen diseño es igual a investigación. Se lo debemos a nuestro campo de trabajo, debemos reflexionar sobre nuestras propias prácticas, una y otra vez, e investigar cada componente, una y otra vez. El diseño requiere de una constante investigación de nuevos lenguajes, una lucha contra las presuposiciones, superar los límites, y un continuo perfeccionamiento de las respuestas a preguntas como: “¿Qué aporte puede hacer el diseño en un mundo de abundancia?” y “¿Qué es la funcionalidad en la actualidad?”.

Ideales perdidos

Buscamos nuevos ideales en el diseño, un enfoque holístico en todos los niveles. No estamos diciendo que nosotros hayamos alcanzado completamente estos ideales en nuestro propio trabajo, como diseñadora y como directora de un programa de diseño. Pero sí queremos hacer hincapié en la urgente necesidad de una agenda idealista, para que nuestra profesión no caiga presa la auto-satisfacción aletargante.

El diseño se ha convertido en una profesión empobrecida. Sí, los diseñadores han resuelto muchos problemas y han concebido muchas funciones que son relevantes para resolver problemas futuros. Y ahora están dedicándole atención a una enorme cantidad de métodos de producción que van desde las técnicas artesanales hasta los nuevos medios. Los diseñadores han presentado agendas activistas, elaborado estrategias, y aprovechado todo el potencial expresivo y narrativo de los objetos de uso diario. El diseño ha expandido sus horizontes hacia el infinito. Esto ha llevado no sólo a una enorme variedad de productos y estrategias, sino también a una amplia variedad de plataformas de presentación, incluyendo muchos eventos internacionales de diseño.

El diseño está floreciendo. Pero la profesión no se ha beneficiado.

Lo que la mayoría de estos eventos tienen en común es la presentación de una deprimente cornucopia de productos sin sentido, despliegues publicitarios alrededor de presuntas innovaciones y una retórica vacía.

Creemos que las razones de esta disminución de desarrollos interesantes en el diseño son la falta de cohesión entre las distintas facetas de la profesión y el rol prominente que tienen la rentabilidad económica. Hemos perdido de vista los ideales superiores que inspiraron al movimiento más influyente de la historia del diseño industrial. Los ideales de la Bauhaus — hacer que la más alta calidad posible sea accesible a la mayor cantidad de personas posible — estaban basados en el entrelazamiento de una consciencia cultural, compromiso social y rentabilidad económica. Para las compañías, esto significaba que la producción tenía que estar organizada de la forma más inteligente y económica; la única condición era que se debía garantizar “la máxima calidad posible”.

Hoy, las empresas de diseño están inmersas en una feroz carrera compitiendo por quién tiene la mayor tajada del mercado. En la mayoría de los procesos industriales de producción los departamentos de marketing y comunicación han asumido el liderazgo y la energía competitiva de la compañías se ha enfocado completamente en incrementar las ventas. El ideal de la “mayor calidad posible” que, por necesidad, implica y demanda una intrincada imbricación de valores y significados culturales e históricos, juega un rol marginal actualmente. Naturalmente, cada generación tiene derecho a acoger el espíritu de la época, diseñar algo nuevo. Sin embargo, en nuestro días, el atractivo de lo nuevo, es celebrado como el único atributo intrínsecamente deseable de los productos. Nuevo ya no es sinónimo de innovación real e incluso debería decirse “ilusión de nuevo”. Una carcasa vacía, sin sentido ni sustancia; el diseño se ha vuelto un fin en sí mismo en lugar de ser un medio para un fin.

Los diseñadores deberían tomar la iniciativa

La posición especial de los diseñadores entre los usuarios y los productores les da la oportunidad de tomar la iniciativa en el cambio de mentalidad que tanto necesitamos.

Los diseñadores son esenciales en el diseño industrial. Cualquier cambio de mentalidad debe comenzar por ellos. Ellos pueden tomar en serio a los usuarios haciéndolos ver el mundo de los productos de uso diario con nuevos ojos, desafiarlos a apreciar los significados incorporados, los detalles, las huellas de la gran variedad de técnicas de manufactura. Ellos pueden llamar la atención de la industria hacia la importancia de encontrar un mejor balance entre alta calidad, creatividad sin límites, experimentación entusiasta, responsabilidad social y los factores económicos. Un enfoque holístico renovado no significa simplemente regresar a los ideales del pasado, sino que también implica ocuparse de los desafíos y las posibilidades actuales. Debe aprovechar una abundante superposición de cualidades, no necesariamente conduce a la simplicidad en el diseño ni tampoco se convierte en una pesada carga moral que asfixia la imaginación. Una agenda idealista será más bien una liberación de la subdivisión esquizofrénica de nuestro campo de trabajo y la rutina sofocante en la que tanto usuarios, diseñadores y productores han estado atrapados por mucho tiempo. Es hora de deshacernos de la obsesión por lo nuevo.

Texto original: Beyond the new

Nota sobre la traducción

Esta traducción al castellano no es ni pretende ser una traducción oficial del manifiesto. Esta es una versión no autorizada por las autoras y tiene como único propósito extender el alcance de este texto al público hispanohablante.